Tras unos días con la plantilla medio de baja por malarias, entierros en el pueblo y una sobrecarga muscular (de Amidou, que de tan voluntarioso se pasó de la ralla…) Volvemos a estar al 100%. Hemos terminado la excavación del segundo edificio y, del primero, con más ganas que oficio, hemos empezado a subir muros. Sin prisa pero sin pausa, las primeras hiladas han servido para ir mejorando. “Estas juntas son demasiado gruesas. A este mortero le falta agua. Ojo con esto. Ojo con aquello. Hay que ir comprobando que estén bien aplomadas. Etc.” Montar hierro es lo que mejor se les da. Y poco a poco, las cosas van cogiendo forma.
Ya hemos encargado las sillas y las mesas para las aulas de formación, y en cuanto lleguen, empezaremos con la formación en “higiene y seguridad en el trabajo” para las mujeres del centro.
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